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Hoy me marcho. Voy a de vuelta a mi tierra del olvido, porque me rehúso a pasar otro verano en estado vegetativo, viendo la tele y subiendo de peso. Pero me voy desconcertada, confundida…. Repasando todas las cosas que pude haber hecho. Repasando todos los momentos, palabras, gestos, acciones o lo que deje de hacer. Mi instinto, como siempre, me dice a gritos que lo mas seguro es que fue mi culpa. Que tuvo que ser algo que yo hice o deje de hacer. Pero, por primera vez en mi vida le tengo que llevar la contraria a mi instinto, porque la mitad de los hechos no están disponibles. Y no importa que imparcial mi instinto sea, es difícil juzgar con solo la mitad de la evidencia. No me arrepiento de nada, y al diablo con las cosas que pude haber hecho o dejar de hacer. Por mas que estudio las 133 posibles razones del cambio que mi instinto me redacta, no encuentro una que tenga sentido o remedio. Lo único que siento es que a todo esto, aun no se donde estoy o estuve parada. Pero que no panda el cúnico, como diría el Chapulín, ya tendré muchas noches calladas, aburridas y estrelladas para pensar y repasar…. y analizar.

Espero que las próximas siete semanas me sirvan de descanso. Pero mas que eso, espero usar este tiempo fuera de mi propia vida para hacer una revisión introspectiva y ver las cosas como lo que son. Necesito reenfocar mis logros y mis metas, también recalibrar mis sueños e ideales. Temo que si no hago esto pronto voy a terminar como muchas personas a mi alrededor, que viven amargadas y hartas de su propia vida. En realidad no hay nada de malo con vida en este momento. Este viaje no es mas que una medida preventiva. No me importa que esto suene cursi, porque al fin y al cabo muy pocas personas entenderán lo digo. No solo por la barrera del idioma sino por el contenido de lo que escribo.

Bueno, en esa nota me despido por ahora. La próxima vez que escriba será desde mi isla.

MDL